martes, 24 de junio de 2008

La Verdad Sobre Mí

Tengo tanto dolor que ya no me duelo.
Caminé sin prisa todos los senderos.
Y el tiempo se hizo largo y el mundo se acortó,
ahora ya no tengo instancias ni pasión.
Veo afuera y ya no distingo si hay fuego,
mi mirada seca, mis pasos de enferma.
Vi la belleza en los atardeceres
abrasé los árboles,
descalza caminé sobre la hojarasca de los pinos,
pinté calles y murales, corrí bajo el Sol.
Y ahora qué…
Sentada enfrente de mi terraza esperé a la Muerte,
también en mi cama le sostuve la mano un rato,
recorrí mi ciudad natal como turista y anciano;
descubrí los números, dibujé cuadros,
escribí poesía cursi y ensayos revolucionarios.
Caminé con Dios. Fui Dios. Fui el Diablo,
repartí pan a los desamparados,
cambié mi felicidad por la de un hermano.
Me vendí, me defendí, me defendieron
dormí en la calle, dormí en hoteles, dormí en el cielo.
Me enamoré, me enamoraron, yo enamoré
fui virgen y también fui infiel.
Fui en unidad con el espíritu, aborrecí el mundo,
aborrecí mi carne.
Camine en sandalias bajo la lluvia,
bailé encima de los parlantes, sobre las mesas
di besos de despedida, di besos de bienvenida.
Grité, tomé, fumé.
Fui vegetariana, medité.
Tuve sexo con alguien por ahí,
hice el amor con el que lo tenía que hacer.
Y en un carro.
Fui intelectual, enteramente espiritual,
me importó mucho lo material.
Leí el horóscopo, el I-chin
recé en las mañanas y al anochecer.
Hablé por el desvalido, el huérfano, el desorientado
pensé como comunista e independiente.
Fui maestra de escuela, administradora,
secretaria, asistente,
atendí mesas de borrachos,
me atendieron borracha en mi mesa.
Hable con los niños, con los niños-adultos,
con los adultos-niños, con toda la gente, con los ancianos
le di la mano al gerente, me senté a comer
con los desplazados.
Imaginé películas, escribí libros, relaté cuentos,
tomé café en los parques y con los maestros.
Me drogué con policías, bachilleres, profesionales,
desocupados, estudiosos, jubilados, inexpertos,
vendedores, artistas, abogados,
músicos, desquiciados, jornaleros,
obreros, directores, jefes, drogadictos y curados.
Dancé la danza del vientre en la playa con los pies mojados
caminé por caminitos de guerrilleros camuflados,
hice fogata con taoístas y budistas.
Bailé reggaetón en vestido de baño y en televisión.
Leí las cartas, vi futuros chuecos y bonitos pasados,
jugué con las Barbies, al Chuce Leco
al Escondido y al Beso Robado.
Gané con trampa y sin ella,
aguanté en las maratones y me sacaron.
Me gustó mi primo y me gustó su hermano,
lloré mucho y me maltrataron,
sufrí de insomnio, dormí hasta las tres
tuve pesadillas, no soñé.
Monté en todos los juegos de la ciudad de hierro,
me divertí, me dormí
Canté con los cantantes, bailé con los bailarines,
tuve piercing en todas partes,
fui rockera, puncketa, hippie, rastafari
y terminé un día vistiendo como las niñas de clase alta.
Bailé todas las noches merengueras,
fui diomedista, moralista, silvestrista
y seguí hasta Los Hermanos Pineda,
vi a Fito, soñé con Sosa, con Celia Cruz y Rubén
Michael y Vivaldi.
Me dejé las rastas, luego me rapé,
fui una ecologista adicta a la Coca Cola,
me vestí de negro y de falda larga.
Besé anarquistas, uribistas y chavistas
comí chocolates con todo menos con coco, y los vomité
fui atea, sufista, cristiana y ahora no se qué…
Dormí con desconocidos, dormí con mi madre,
dormí con amigos,
con cuasi-amigos, con cuasi-novios
ahora duermo con mis hermanitos.
Me gustó Cantinflas y el Titanic,
fui al teatro, al cementerio, a la iglesia y a los bares…
Sigo viva ahora que creí no vivir más
y que he estado muerta, aunque nadie lo crea jamás.

Ibarra, Ecuador, abril de 2008

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